Eres el color de mi arcoíris

1.

 

-Si vas a dejar las cajas ahí, se van a terminar arruinando las cosas - mencionó mientras cruzaba los brazos.

 

-Ya lo arreglaré mañana - dije y bajé las escaleras corriendo.

 

Tomé mis zapatos negros que estaban al lado de la puerta, ya que la nueva casa tenía una linda alfombra que mi madre no quería que arruináramos. Me los terminé de poner y agarré mi mochila.

 

-¡Definitivamente voy a salir!- grité esperando una respuesta espontánea que confirmara mi salida.

 

-¡Está bien! - gritó desde la cocina - sólo recuerda llevar las llaves.

 

Llaves. Era obvio lo que me estaba olvidando. Tomé un juego de la mesita, ahora éste sería el mío. Salí de la casa.

Todo era completamente nuevo en este lugar, cada sitio parecía perfecto para que yo pudiera seguir mi proyecto para el taller de cinematográfica que cursaba online. Tenía que presentar un video musical para la próxima semana y llevaba menos de la mitad. Donde vivía antes no habían muchos lugares que no hayan sido utilizados por mí anteriormente, y repetir no era algo que me gustara mucho. Me gusta que mis proyectos sean únicos, y con lo perfeccionista que soy, se me hace difícil llegar al punto de sentirme satisfecha con uno.

Mientras caminaba por la acera iba filmando algunos planos que parecían dignos de ser inmortalizados en mi proyecto, desde grafitis estupendos hasta restaurantes y otros pequeños puestos de ahí. Llegué a un parque, quedaba a cinco cuadras de mi casa. Con el atardecer en marcha, las luces comenzaron a encenderse, y grabar cómo iban prendiéndose una por una me llevó a toparme con la presencia de una chica que estaba sentada en un banco mientras leía.

Ella estaba tan concentrada en su lectura que no notó mi enfoque con la cámara, por suerte, hubiese sido incómodo. Apagué la cámara. La chica cerró su libro y alzó la vista. Yo bajé la mía y comencé a caminar por un sendero del parque hasta un banco vacío. Desde que había llegado al parque sólo me había plantado en medio del caminito para filmar las luces, y luego tan sólo me había perdido en mis pensamientos.

Me senté en el banco  y prendí nuevamente la cámara, tenía varias cosas de hoy para ver, pero busqué sólo el último video: Las luces y la chica. Había quedado muy linda esa escena. Mientras terminaba de ver otras cosas más, escuchaba pasos cada vez más cerca de mí.

 

-Disculpa, ¿Tienes hora? - Alcé la vista.

 

La chica que anteriormente había filmado ahora estaba en frente mío esperando una respuesta que no se dignaba a salir.

 

-Por supuesto. - miré la hora desde la cámara. - las 18:07.

 

-Ah, temprano. Gracias- sonrío amablemente.

 

-De nada.- contesté totalmente perdida en su acción anterior.

 

Al terminar de decir eso, ella se fue caminando despacio del parque, yo también debería irme. A pesar de que no era tarde, tenía que volver en cualquier momento a casa para terminar con la mudanza.

No sabía muy bien por qué, era algo en el pecho que sentía, pero estaba segura de que a ella la volvería a ver...

 

2.

 

Bajé las escaleras rápido.

 

-¡Dije que ya iba!- grité a quien tocaba tantas veces el timbre. ¿Tan apurado estaría?

 

Mis padres se habían ido, hoy tenían que ir a una reunión muy importante, entonces la única que podía hacer este “esfuerzo” era yo. La verdad, que con todo lo que había tocado el timbre, esperaba que fuera algo urgente. Abrí la puerta.

 

-Hola, yo... -hizo una pausa al verme, yo también estaba sorprendida- ¿Tú?

 

Mi mejor amiga del jardín estaba plantada frente a mí, era muy hermoso volverla a ver.

 

-Tanto tiempo- sonrío y ella me abraza.

 

-No creería que pasara- termina el abrazo y mueve la cabeza para centrarse a lo que venía. - Igual no tengo tanto tiempo, por eso toqué tantas veces. –sonrió de lado, si no fuera porque era ella, tendría más enojo ahora mismo.

 

-No pasa nada. -me reí muy bajo.

 

-Pasábamos porque estamos juntando los abrigos para el futuro invierno. Resulta que en este barrio cuando cambia la estación y la gente guarda la ropa de invierno, suele encontrarse con ropa que ya no va a usar más. Así que nosotras la juntamos y la guardamos para repartir a la gente en una mala situación o hacer camitas para perros. - estaba algo confundida, hablaba en plural como si alguien más estuvier...

 

-¡Day!- grita una chica mientras corre hacia la casa. - necesito más ayuda porque sola no pue... - se me queda viendo.

 

Definitivamente en dos segundos habían pasado muchas cosas. Ahora la chica delante de mí, y con una confusión menor a la que yo tenía cuando se plantó Dayana frente a mí, pero de igual manera era notoria ésta, era la misma que ayer había conocido en el parque.

 

-A ti te conozco - soltó con una mínima risa.

 

-Sí, ayer en el parque - sonreí.

 

-Perfecto, ¿Cómo te llamas? ¿No eres de aquí, verdad? Jamás te vi y conocemos a todos por el barrio.

 

-No, recientemente me mudé y bueno. Mi nombre es Estefanía.

 

-Un gusto, el mío es Keyla.

 

-El gusto es mío.

 

-Bueno, Estefanía. ¿Tienes la ropa para dar? - se cruza de brazos sonriendo de lado.

 

-No. -río bajo- No sabía esto, perdón.

 

-Para mañana. -suelta Dayana.

 

-Por supuesto.

 

-Ahora te dejamos que perdimos tiempo - Se acerca y se despide con un beso en la mejilla e imita su acción Keyla.

 

-Adiós. -agrega la chica del parque alejándose con mi vieja amiga.

 

-Adiós. - suelto en forma de suspiro.

 

Ahora tengo una tarea para mañana: juntar mucha ropa sin uso y no quedar mal con las chicas. Entré a la casa y cerré la puerta. Creía haber visto una caja llena de ropa de invierno, iré a buscarla.

Habían quedado muchas cajas en la sala de la casa así que fui, y por etiquetas que tenían, logré encontrar una que decía “Ropa Invierno”, mi mamá era muy básica y práctica con la forma de organizarse para la mudanza. Mis cosas viejas las saqué, le había dicho explícitamente a mi mamá que ya no precisaba nada de eso, también ya no me gustaba o me quedaba mal, así que era la forma más sencilla para deshacerme de ella.

Al lado de la caja de la ropa había otra que decía “libros”, luego de terminar de sacar la ropa que iba a dar, abrí esa caja. Además de ver cosas que definitivamente no llamaban mi atención, había un cuaderno muy lindo con varias hojas sin usar, nadie notará si esto pasa a ser mío.

 

A pesar de que hace mucho tiempo no escribía, esa noche me dieron muchas ganas de hacerlo. Saqué un lapicero y tomé el cuaderno.

 

                                xxxx

“Mátame cada día, llévate contigo un segundo más de mi existencia inexistente. Si antes de que llegaras estaba en el piso llorando cuál cobarde, cuando te vayas probablemente haga lo mismo. A pesar de que las relaciones humanas no sean vitales para vivir, yo siento que debo entrelazarme con un alma que me guíe, al menos por un rato, al menos hasta orientarme.

La pandemia del egoísmo humano me aterra, no quiero aferrarme a alguien que después me consuma para su propio beneficio. Pero a pesar de tener miedo, bajo tu sombría presencia siento que podré hallar la paz.”

                               xxxx

 

Nunca dediqué escritos, ni mucho menos. Yo sólo me dedico a escribir cosas sin sentido alguno.

Esa noche dormí muy bien, sentí que me saqué un peso de encima. Volví a escribir, sin razón aparente.

 

3.

 

Me desperté con un dolor impresionante de cabeza. Dormir tan poco en estas vacaciones no era algo lindo pero sí divertido, me quedaba horas y horas frente a la computadora editando lo del video. Iba quedando como lo imaginaba en mi cabeza.

 

-¡Ya sabes, volvemos a las ocho! -gritó desde lo que parecía ser la cocina.

 

-¡Bueno! - respondí.

 

Mis padres parecían salir más que yo durante estas vacaciones. Pero hoy iba a salir. No tengo planeado mucho, tampoco conozco a mucha gente acá, sólo quiero ir a ese parque de nuevo y relajarme. Necesito tomar aire fresco. Me vestí, terminé de calzarme y bajé rápido las escaleras. En cuanto agarré la cámara y mi celular fui hasta la puerta. El timbre sonó antes de que pudiera abrirla.

 

-Ah, hola. Fue rápido. - Respondió algo nerviosa.

 

-Sí, estaba por salir.

 

-Qué bueno. Ahora, ¿Juntaste la ropa?

 

-Sí, también. - entré corriendo y busqué la bolsa que había llenado y dejado en la sala. Volví corriendo aún más rápido - acá esta.

 

-Gracias, igual esta vez no tenías que apurarte. Como ves, Day no está, eso significa que no hay tanto trabajo para las dos. Ayer hicimos casi todo, hoy ella descansa. - suspiró y agarró la bolsa.

 

-Bien por ella, ¿Sabes dónde la puedo encontrar? Realmente me aburro. -confesé.

 

-Ay. Realmente soy mala guiando, ella está en el centro comercial que está de aquí a diez cuadras. Si me esperas a que termine con esto, podemos ir juntas.

 

-Sí - le sonreí. - tú tranquila, ¿Quieres ayuda?

 

-No, no, no, sólo me quedan dos casas y puedo perfectamente. Tú solo espérame.

 

-Bueno, te espero acá. - le devolví la sonrisa.

 

-Bueno, dale - se fue apurada con la bolsa.

 

Cerré la puerta. Verdaderamente no sé si estaba vestida como para ir a un centro comercial, lo que sí sabía es que no había agarrado tanto dinero como para eso. Fui a mi habitación a buscar más.

 

Al rato vuelve a sonar el timbre, bajo corriendo con mis cosas y abro la puerta. Definitivamente era ella.

 

-Sí, vamos.

 

Me limito a asentir. Cierro la puerta con llave y comenzamos a caminar. No había ido a muchos sitios desde que llegué aquí, únicamente habíamos visitado un restaurante con mi familia la primera noche, después el parque, y bueno, ahora íbamos al centro comercial.

Tardamos alrededor de veinte minutos en llegar, en el transcurso ella iba muy feliz, sonreía todo el tiempo. Y a mí me gustaba verla así.

 

-Bueno, supongo que a esta hora debe estar comiendo algo- la escucho decir mientras entramos finalmente al lugar.

 

-Alguna idea de don... - No termino de hacer mi pregunta cuando una chica se nos abalanza encima.

 

-¡Chicas! - dice Day. - No sabía que vendrían.

 

-Venimos a verte a ti -contesta.

 

-¿A mí? - dice confundida mientras se reincorpora del ataque de emoción que le dio al vernos.

 

-Sí, yo te estaba buscando. Bueno, me aburría. -solté.

 

-Genial, ahora ya no te aburrirás más- sonrió- Vamos, hay gente que debo presentarte, Estefanía.

 

Nos acercamos a una ronda de chicos que se habían sentado en un café de ahí dentro. Todos fijaron la vista en nosotras.

 

-Bueno, mejor preséntate a ti, Estefanía. - dijo contenta. - Él es Juanjo -soltó una risita. - el novio de tu guía para venir acá...

 

¿Novio? Sentí que algo dentro de mí se rompía, no entendía muy bien por qué, pero tal vez era la ilusión. Igualmente por fuera me veía súper seria, no hice ningún comentario al respecto.

 

-¿Qué dices? -soltó “mi guía”.

 

-Es un pequeño chiste, si eres lesbiana, niña. - rodó los ojos.

 

Un chiste... creo que suspiré mentalmente de alivio.

 

-Bueno, sigo, y ellos dos son Valentina y Kevin.

 

-Un gusto conocerlos- dije y comencé a saludarlos a cada uno.

 

A medida que los saludaba, ellos se dirigían a mí amablemente diciendo “Un gusto”, no parecían malas personas, yo creo que podría adaptarme a ellos. No parecía ser un mal día...

 

4.

 

Al final de la tarde todos ya se habían ido, quedábamos nuevamente nosotras dos solas.

 

-Qué día, ¿No? - soltó ella y yo asentí.

 

Estábamos sentadas en un borde que daba al estacionamiento. Necesitaba ver la hora para saber cuándo debía volver, abrí mi mochila y saqué mi celular pero se me cayó una nota. Sin darle mucha importancia al papel que se me había caído me fijé en la hora. Eran las 19:30, en media hora debía estar en casa.

 

-Wow, ¿De qué autor es? -dijo ella y yo alcé mi vista para verla con mi escrito de ayer a la noche.

 

Me quedé en shock. No muchas personas habían tenido la posibilidad de leer algo mío, me gustaba que fuera únicamente para mí. Tampoco sabía cómo había llegado eso a mi mochila, tal vez se había pegado a algo y así llegó pero tenía que darle una respuesta, no podía quedarme así sin decir nada.

 

-No es de ningún autor- solté y ella cambió su rostro a uno de confusión.

 

-¿Cómo?

 

-Bueno… - suspiré. - Ayer escribí eso pero no tengo ni idea de cómo llego ahí.

 

-Me gusta- sonrió.- no sabía que escribías...

 

-No lo ando diciendo. - bajé mi vista y solté una risa.

 

-Te entiendo, pero es muy bueno esto -abrió nuevamente la carta – “La pandemia del egoísmo humano me aterra, no quiero aferrarme a alguien que después me consuma para su propio beneficio.” - leyó muy lentamente. - Me gusta, es triste, pero me gusta.

 

-Gracias- sentía que mi cara ardía, no era buen indicio.

 

-Toma- me extiende la nota doblada, yo alzo mi vista y la agarro. - escríbeme algo. -bromea.

 

Me río. A pesar de que sea una broma, yo estaba reflexionado sobre si hacerlo realmente.

En ese momento nos quedamos viéndonos. Ni ella ni yo decimos algo, simplemente estábamos analizándonos pero de una manera que no resultaba para nada incómoda. Estaba feliz, creo que era muy lindo estar así, en silencio, en tranquilidad absoluta.

 

-Yo creo que podría besarte.

 

No. ¿Qué acabo de decir? No pensé en absoluto lo que solté así al aire e irrumpió el silencio.

 

-¿Tú crees...? - me respondió alzando una ceja.

 

No sabía que es lo que debía hacer realmente, no creía tener la suficiente valentía como para encarar esta situación. Yo nunca había hecho algo así.

 

-¿Qué pasó ahora?- su cara cambió a una de confusión.

 

Sentía que si seguía atrasando más la acción, iba a ser peor, necesitaba una respuesta. Mejor perder por valentía que llorar por cobardía, ¿No? Me acerqué más a su rostro, ella cerró los ojos. Tomaba su respuesta como una aprobación a mi siguiente paso. Tomé su rostro delicadamente con una de mis manos y finalmente terminé de acercarme para que nuestros labios se unieran en un beso.

Sentí muchas cosas mientras íbamos besándonos, primeramente era una especie de alegría mezclada con asombro, y después simplemente sentí como si me “hubiera realizado completamente”, sería muy difícil de explicar. Sus labios eran muy lindos, sencillamente perfectos. Se formó una sutil sonrisa en mi rostro, estaba feliz, tal vez esto era lo que estaba esperando. Ella y yo.

Tenía que volver a casa.

 

5.

 

-¿¡Dónde estabas!? - gritó una vez que ya me había sentado en el sillón y ellos se encontraban rodeándome.

 

-Ya te dije, salí con una vieja amiga y sus amigos al centro comercial. - traté de sonar tranquila.

 

-¿¡Y por qué no avisas?!

 

-Pensé que llegaría antes...- susurré.

 

-¡Regresas así, media hora tarde! ¡Y con un labial raro! Encima tú...-empezó a quejarse pero hasta ahí llegué a escuchar. Estaba confundida.

 

¿De qué labial hablaban? Yo no usaba muchos labiales, sinceramente sólo los aplicaba muy pocas veces cuando era algo “importante”. Juraba no haberme puesto nada. Luego pensé, claro... el labial no es mío.

 

-¿¡Me estás escuchando!? - precisamente no era lo que estaba haciendo, pensé.

 

-Sí. - dije cabizbaja.

 

 

 

Después de unos minutos llenos de gritos y preguntas, volví a mi habitación. Estaba agotada. Aún no creía ni la mitad de lo que había pasado. Revisé mi celular.

 

-Por suerte me pasaste tu número, pero no me dijiste si llegaste bien jaja.

 

Sí, realmente me había olvidado. Como mi familia no me podía ver con una “desconocida”, las últimas dos cuadras las hice por mi cuenta y prometí avisarle.

 

-Realmente llegué hace rato pero tuve una “pequeña charla” por haber llegado tarde.

 

-Ah sí, perdón :(

 

-Tranquila, no fue tu culpa.

 

-¿Vas a pensar lo que te dije? ¿Vas a ir?

 

-Todavía no sé, con lo de hoy menos pero si voy...

 

-Pero si vas...

 

-Prometo llevarte algo.

 

-¿En serio?

 

-Muy.

 

Ella me había invitado a un cumpleaños de uno de los chicos que conocí hoy, el chico confirmó que no había problema en que fuera, pero necesitaba permiso cosa que ahora no tenía. También, pensaba muy bien lo de la carta, sería muy cursi pero podría un lindo detalle.

¿Cómo se supone que se empieza algo así? Tomé una hoja y un lapicero. Bueno...

 

“Nota 1:” escribí. Pensaba que fuera un borrador esto mismo y otra nomenclatura no se me ocurría.

 

 “Del sentimentalismo voy huyendo, porque de ahí nada sale bien. Sí, tiempo me sobra, pero dolor también.

Sentirme sola y vacía en un lugar tan sereno es mi tormento actual, y ahora que veo que no estoy tan sola gracias a tu compañía, me encariño fácil con el calor.

Será difícil de explicar una conexión tan nacida de la nada misma pero, ¿Realmente hay algo qué explicar? Si las explicaciones son para cosas racionales y el sentimentalismo parece ser algo alejado.

Déjame decirte, por último, que sea lo que sea parece agradarme mucho. ¿Qué tal si otra noche se te pasa por la cabeza cometer la misma locura? No sería una mala idea un poco de ‘rebeldía’ a un mundo lleno de estructuralismo. “

 

Dejé la carta a un lado y suspiré. Tenía que pensar si mañana iría a algún lado, más concretamente, si iría a verla a ella.

¿Estoy lista para darle esta carta improvisada?

 

6.

 

-¡Me voy! -grité.

 

Nadie pareció responderme, al menos yo había avisado.

Abrí la puerta y salí, aire fresco. Después de lo de ayer, pensaba que, como mínimo, hasta dentro de un año no iba a salir. Cerré la puerta con llave y caminé en dirección a la casa de este chico.

Llevaba mi mochila con un par de tonterías que siempre cargaba y la carta. Estaba nerviosa pero me ganaban las ansias de ver su reacción. Después de un rato de pensar, llegué al lugar. Toqué el timbre de la casa y al cabo de unos segundos me abrió un chico.

 

-¡Hola! - dijo algo confundido a la vez. - Tú debes ser la amiga de Day, pasa.

 

-Hola. Sí. - oculté lo más que pude mi nerviosismo.

 

Entré a la casa y estaba lleno de gente. Tragué saliva, lo que me faltaba, mucha exposición. Caminé hasta el salón esquivando un par de personas.

 

-¡Ay, Estefanía! - gritó una chica y me di la vuelta.

 

-La misma, a ti te estaba buscando. - la saludé con un beso en la mejilla.

 

-¿A mí? Yo te buscaba a ti. - se rio.

 

-Básicamente tú me invitaste, así que sí, te buscaba a ti. Aparte no conozco a nadie.

 

-Te van a caer bien - soltó e hizo un pausa. - ¿Trajiste algo para mí? - dijo ansiosa.

 

-No es ahora el momento - respondí algo nerviosa.

 

-Bueno -rodó los ojos y tomó una de mis manos- deja eso - me quitó mi mochila y la tiró al sillón. - Vamos a bailar.

 
   

 

 

 

 

Estaba muerta. La mayoría de la gente ya se había ido, todos los demás estábamos sentados en unos sillones. A mi lado obviamente estaba ella.

 

-¿Y? - preguntó mientras me miraba con una media sonrisa.

 

-¿Qué? - se notaba en mi voz lo cansada.

 

-Mi sorpresa. -dice insistente.

 

-Ah, sí - agarré mi mochila que estaba en el sillón pero luego me frené en seco. - ¿Podemos ir al jardín? -susurré insegura.

 

-Sí - dijo algo confundida y se levantó- ¡Hey! - llamó la atención del dueño de la casa- Vamos a ir a tomar aire - el chico levantó el pulgar y proseguimos a caminar.

 

Salimos al jardín finalmente.

 

-Bueno, ahora sí - abrí mi mochila y saqué la carta. - lo dijiste en broma pero yo lo hice de verdad.

 

Ella puso una cara completamente de asombro y tomó la carta.

 

-¡No!- tomé su mano.- no es para leer ahora.

 

-¿Por qué no? - preguntó levantando una ceja y soltó una mínima risita.

 

-Porque no. -dije nerviosa. - sólo tómala y léela en tu casa, por favor.

 

-Bueno. Si me lo pides así, sí - sonrió.

 

-Debería irme - bajé la mirada al piso.

 

-¿Sí?

 

-S... - interrumpió mi habla con un beso que simplemente me robó levantando mi mentón dulcemente con una de sus manos y depositando sus hermosos labios en los míos.

 

-Eres muy tierna. -soltó y ardió mi cara. - y ahora más - se rio.

 

7.

 

Al otro día estaba tirada en mi cama a punto de irme a dormir cuando un inoportuno mensaje llega.

 

-meencantóooooooooo.

 

-¿mmm?

 

-la carta, digo. Jajajaja. Perdón por mandarte un mensaje a las 2 de la mañana.

 

-No pasa nada. Tranquila. Me alegro de que te haya gustado.

 

-¿De verdad piensas lo que escribiste?

 

Me quedé unos segundos con el chat abierto meditando.

 

-Sí.

 

-¿Sí?

 

-Sí jaja.

 

-Es muy lindo.

 

-¿Y tú?

 

Ver aquel “escribiendo…” en el chat me ponía totalmente nerviosa.

 

-Debería decírtelo en persona...

 

-¿Qué dices? ¿Por qué?

 

-Porque sí.

 

-Maldad pura.

 

-¿Mañana?

 

-¿Dónde?

 

-En el parque, a las 16:00, ¿Sí?

 

-Sí, está bien. Ahora me voy a dormir. Besos

 

-Descansa. Besos.

 

Apagué el celular y cerré los ojos, pero lo único que podía pensar era en “mañana, a las 16:00”... ¿Nervios? Sólo un poco.

 

8.

 

Mi crisis existencial nació cuando a las 14:40 pensé en qué debería ponerme para hoy. No sabía cómo ir, parecía ser un día “importante” o al menos yo le otorgaba cierta importancia.

 

-No puede ser que no tenga nada. - me quejé para mí misma.

 

-¡Ya nos vamos! -gritaron y se escuchó la puerta cerrar.

 

-Genial - solté y suspiré.

 

Seguí buscando hasta encontrar un par de cosas que podría ponerme. Revisé la hora y eran las 15:10. El tiempo iba corriendo hoy. Me cambié y preparé todo para irme. Bajé corriendo las escaleras y tomé las llaves. Salí de la casa y comencé mi caminata.

 

Como ya había ido al parque antes, no se me hizo tan largo el trayecto, ya iba segura de a dónde estaba yendo como también empecé a caminar cada vez más rápido. Llegué y la vi sentada a ella en el mismo banco de la primera vez que había ido. Una sonrisa se formó en mi rostro. Me acerqué donde estaba.

 

-Hola, perdón por tardar - la saludé con un beso en la mejilla y me senté a su lado.

 

-Tampoco tardaste tanto, sólo fueron dos minutos- dijo alegre.

 

-Bueno - Acomodé mi cabello nerviosa.- tienes que decirme algo...

 

-Supongo. - suspiró- no es nada que no hayas notado en mi comportamiento de estos días, digo - hizo una pausa. - creo que te lo esperas y todo.

 

-¿Qué cosa?

 

-Que me gustas - soltó y tragó saliva- no me digas que no te diste cuenta.

 

Sabía que tenía que responder a ese comentario que había sido una bomba en la conversación pero simplemente no sabía cómo hacerlo. Estaba impactada. Aunque ella me dijera que yo debería habérmelo imaginado, el asombro me tomó así desprevenida.

 

-¿No vas a decir nada? - se notaba que ya no estaba tan feliz.

 

Tomé algo de valentía y dejé que las palabras fluyeran.

 

-No es que no diga nada porque me parece malo, sino... - me trabé.

 

-¿Sino?

 

-Simplemente me tomó por sorpresa. Yo... -hice una pausa- estoy feliz.

 

-¿Sí? - soltó una mínima risa.

 

Nos quedamos mirándonos con algo que yo definiría como ternura.

 

-¿Y tú…? - ella rompió el silencio.

 

-Y yo creo haber dicho todo en la carta, además de demostrarlo con mis acciones en estos días. Si necesitas saber algo más yo te... -me interrumpió.

 

-¿Te gusto? - lo preguntó tan dulce que me dio ternura.

 

Parecía la pregunta más obvia de todas, yo ya tenía muy en claro eso.

 

-Es obvio que me gustas. Tanto como para perder el miedo y plantarme aquí hoy - sonreí – ¿Tú creías que no?

 

-Sólo quería que lo dijeras.

 

Me besó. Parecía que ella siempre tomaba la iniciativa en eso de besarnos. Cada vez que lo hacía me gustaba más que la anterior.

 

9.

 

“Nota 2:

 

 A pesar de que nunca me propuse realmente escribir algo que motivara a la gente a existir, plantear un lado positivo de la vida, hoy lo estoy haciendo. ¿Qué fue lo que impulsó un cambio en mí realmente? No sé si guiarme por tu sonrisa, o por tu presencia misma, pero sé que eres tú. Porque eres eso, eres el color de mi arcoíris, le das sentido a todas las cosas.

No quedan muchas palabras que pueda soltar en una simple carta para hacerte entender más que me gustas, y que me haces bien, lo cual es aún más importante.

¿Por qué en tan poco tiempo?

¿Realmente importa?

No sabría decirte, porque aunque suene muy cursi y gastado, siento que ya te conozco. Así que, ¿Qué me puede deparar el tiempo? Lo único que quiere de él es que se congele cuando estemos juntas.”

 

Solté el lapicero y suspiré. Realmente me sentía en un estado de elevada total. Necesitaba dormir, este día había sido muy bueno.

Me acosté. Cerré los ojos y solo volví a recordar su sonrisa cuando terminamos de besarnos y su “nos vemos” porque eso me motivaba a seguir feliz.

 

10.

 

-¿Cómo así?

 

-Y cómo te digo... me tengo que ir.

 

-¿Por qué?

 

-Vine a visitar a mi familia ahora tengo que seguir mis clases, pero siempre vuelvo.

 

-¿Cuándo…?

 

-Mmm, para el cumpleaños de mi abuelo en un mes.

 

-okey. ¿Nos veremos antes de que te vayas?

 

-Sí, pasado mañana. Me voy el viernes.

 

-¿En 4 días? ¿Así de la nada?

 

-Realmente estaba muy elevada estos días...

 

-¿Pasado mañana, dónde nos veremos?

 

-En mi casa. Mis padres salen para una reunión familiar final a la cual no iré porque creen que estudiaré para un examen que tengo. Vuelven a las 16:00 del otro día. Si quieres, puedes quedarte a dormir...

 

-Okey, preguntaré todo.

 

-¿igualmente me darás la carta?

 

-Sí, es tuya.

 

Muchas cosas para tan sólo una charla por texto. Afrontar que se tenía que ir cuando para mí recién estaba empezando a salir todo bien. Lo bueno es que regresaría, no sería mucho tiempo.

Tenía ya la carta pero sentía que esa carta no expresaba lo que había pasado hoy aquí... necesitaba otra. Me acomodé en la silla del escritorio y agarré el lapicero, tomé una hoja y comencé.

 

“Nota 3

 

Lo bueno se queda corto siempre, si ahora que estaba yendo por un lindo camino, es el momento de que te vayas. Igualmente espero que vuelvas, anhelo ya que estés de regreso, pero no descarto mis ganas de estar contigo estos días que no estarás.

 

¿Por qué? Me quedaré pensando en todos estos lúcidos recuerdos que tengo contigo, como también espero recibir noticias tuyas para facilitarme mi bienestar. Ya lo había mencionado antes pero tu existencia venía haciéndome muy bien.

 

Sólo no tardes. Esta chica va a estar en donde la dejaste para recibirte con todo el cariño que recolectó por días. No te niego seguir escribiendo en tu nombre pero tampoco te oculto que cuando vuelvas recibirás también todos esos escritos...”

 

Me fui a dormir contenta. Sentía que estaba satisfecha con todo y no estaba preocupada por su ida... estaba ansiosa por su vuelta.

 

11.

 

Me vestí muy deprisa. Ya había preparado toda la ropa el día anterior. Hoy sería relativamente muy importante para mí, y esperaba que también para ella. Salí prácticamente corriendo de mi casa con mi mochila atrás. Llevaba todo para quedarme y ya a mi madre sabía que me quedaría con una amiga.

No estaba temblando pero sí sentía un nerviosismo interno muy fuerte. Ya habían pasado días de nuestro encuentro en ese cumpleaños, además hoy llevaba dos cartas. Tenía muchas expectativas por quedarme a dormir, tal vez demasiadas...

Toqué el timbre.

 

-¡Ya voy!

 

Se escuchó del otro lado y a la par que luego se oyeron ruidos de llaves moverse. Se abrió la puerta y allí estaba ella, muy linda...

 

-Hola- dijo sonriente. - pasa.

 

-Hola- la saludé pero, cuando moví mi cabeza para darnos un beso en la mejilla, ella tomó mi cara y nos dimos un pequeño beso. Sonreí y pasé.

 

-Siéntete como en tu casa, sí, más original no puedo ser. - reí un poco con su comentario y dejé la mochila en el sillón.

 

Ella cerró la puerta con llave y luego se acercó al salón donde yo estaba.

 

-¿Quieres algo para tomar?

 

-No, gracias - ella sonriente se sentó al lado mío.

 

-cuéntame qué t... - la interrumpí besándola.

 

-Perdón, me pareció irresistible y necesario. Prosigue - dije con un poco de nerviosismo al final.

 

-Ahora ya no quiero- soltó una pequeña risita y me tomó de la cara para después besarme.

 

Tomé su cintura y ella se cercó más a mí. Me empujó levemente con su mano al separarse su boca de la mía haciendo que me acostara en el sillón. Ella se sentó sobre mí y posteriormente volvió a besarme.

 

-¿Crees que deberíamos calmarnos? - dijo al notar que yo estaba muy sorprendida por sus acciones.

 

-No lo creo- sonrió.

 

12.

 

-Bueno, sólo trata de escribirme. Ya te extraño.

 

-Yo también. Prometo escribirte cuando llegue.

 

-¿Qué hacen ahora?

 

-Estamos acomodando todo en la maleta, tenemos que ir yendo ya para el aeropuerto.

 

-Me hubiese gustado despedirte...

 

-Mis padres no te conocen.

 

-Me daría un poco igual, solo verte.

 

-Dije que mejor no, sólo estate atenta al teléfono que a las 19 llego a casa.

 

-Bueno.

 

-Ahora me voy al aeropuerto, besos.

 

-Besos. Cuídate.

 

“Nota 4:

 

Último beso, ultima vista, al menos por un tiempo, ¿Pero quién me asegura que sea así? No tengo miedo, tal vez debería. Igualmente, si fuera la última, yo la habría valorado bastante y es eso lo que me deja tranquila.

 

Aun así aquí te espero, hoy, mañana y probablemente pasado mañana también. En un par de semanas volveremos a ser las mismas, a ser felices. Si estoy mal, o simplemente te extraño, recordaré ese día que pasamos juntas, recordaré cómo nos perdimos en los bellos roces de nuestras pieles.

 

La conexión de tu piel y la mía a través de ese sentido perverso que nos hace romper el hielo de nuestro individualismo. Como un cosquilleo eléctrico que hace que inútilmente busque estar consciente. Eso mismo sentí la última vez que te vi, que me perdía en tu ser, porque eres Dios y sabes a paraíso.

 

De las conexiones humanas, las más peligrosas son aquellas que sin explicación nacen y se vuelven indispensables. Eso lo tengo más que claro”

 

Terminé de leerla y la dejé sobre el escritorio doblada a la mitad. Bajé de mi habitación y busqué las llaves de la casa. Necesito despejarme de todo esto.

 

13.

 

Un silencio se proyectó en la conversación, un vacío.

 

-Te noto un poco rara -dice Day.

 

-No sabría cómo explicarte -suspiré.

 

-O no quieres...

 

Bajé la vista. Tenía razón, no le había contado nada acerca de por qué estaba mal estos dos días.

 

-Ayer se fue Keyla....

 

-Sí, lo sé, ¿Y?

 

-Ella y yo...

 

-¿Ella y tú…? - se notaba su ansiedad frente a mis pausas.

 

-Estábamos saliendo... o en algo... no sabría cómo definirlo...

 

Se quedó callada.

 

-¿Por qué no dijeron nada?

 

-Yo.... -suspiré- no sabía cómo.

 

Ella posa su mirada en un punto indefinido, sin decir nada.

 

-¿En qué piensas?

 

-No sé. –Su mirada vuelve a mí. –Sólo que es extraño, de una linda forma, que ustedes estén juntas.

 

-Lo sé, para mí también lo es.

 

-Y pensar que de pequeñas hacíamos chistes homofóbicos.-ríe por lo bajo.

 

-Lo entiendo- sonreí de lado. -Éramos pequeñas.

 

Me devolvió la sonrisa.

 

-¿No sabes si ella ya llegó a casa?

 

-No, aún no sé nada de ella la verdad.

 

-Qué raro, tal vez se demoró el vuelo. -hace una pausa. -Yo te llevaré al aeropuerto cuando ella vuelva. -soltó una mínima risa.

 

-¿Lo harás? -Sonreí.

 

-Sí, ¡será muy lindo! -miró su celular.- Ahora tenemos que irnos, llegaremos tarde.

Se da la vuelta y yo tomo mi mochila para levantarme y caminar a su lado. Iríamos a pasar la noche con unos amigos en una pequeña reunión que organizaron. Como necesitaba no pensar sólo en eso, era buena idea que saliera.

 

Igualmente llevaba conmigo mi block de notas por si recurría a escribir en algún punto. Sé que serán muchas cartas si continúo de esta manera.

 

14.

 

Bajé corriendo las escaleras. Tenía que preguntarle a mi madre si hoy podría salir, y mis amigos necesitaban una confirmación inmediata para contar la cantidad de comida para la noche. Entré a la sala de estar.

 

-¡Mamá!

 

-Shh- se escuchó del sillón el cual estaba dándome la espalda y me seguí acercando hasta verle la cara.- Están dando una noticia importante sobre una accidente, termina y me dices.

 

Miré la tele. Varios medios de comunicación estaban desesperados por atender la noticia de último momento. ¿Un accidente? ¿22 muertos? Parecía todo muy fuerte.

 

-...Iremos avisando sobre los últimos detalles con esta noticia, repetimos, son ahora 22 los cuerpos sin vida, los cuales se han hallado. Volvemos contigo al estudio, Mercedes. - dijo la reportera.

 

-Ahora sí, hija. ¿Qué pasó?

 

-Nada, lo que te había dicho ayer y me dijiste que hoy me confirmarías... – comencé a jugar con mis manos.

 

-Puedes ir si ayudas a tu padre a ordenar las cajas que quedaron en nuestra habitación.

 

-Sí, claro -Corrí a las escaleras y subí a la habitación de mis padres.

 

Ordenaría esto y saldría. 

 

 

 

-En 10 estamos.

 

-ok.

 

Bajé a la puerta principal y salí a la entrada de la casa. Agarré mi celular y nuevamente revisé el chat con ella. Todavía ningún mensaje le llegaba. Day me hablaba de la mala conexión que había en el lugar que vivía, y que también iba a un colegio de doble turno, pero aun así quería un mensaje, sólo uno. Habían pasado dos semanas desde que se fue y yo ya iba por la carta número 14. Quedaba poco tiempo, lo sabía, una semana.

Un mes... fue solo un mes.

Se escuchó una bocina.

 

-¿vamos? - me gritó Day dentro del auto.

 

15.

 

“Nota número 16:

 

Y los días pasan y la cuenta regresiva se termina finalmente, tan solo quedando días aún no sé nada de ti. Tal vez buscas sorprenderme, y así lo harás. Aun te espero, lo sabes bien.

 

Hay tantas cosas que me quedan por decirte que ya no sé qué más puedo escribir y que no, hay cosas que son para decirlas en tu cara, para que ver tu reacción, pero es que ya ni aguanto. No puedo guardarme todo lo que siento.

 

¿Por qué sigo escribiendo si no recibo respuesta? Porque siento que esta es la mayor conexión que puedo tener contigo ahora. Y te necesito. “

 

Nuevamente tiré una carta más sobre el escritorio. Quedarían 2 días pero....

Nada.

 

16.

 

-¿Y? ¿Sabes a qué hora te tengo que llevar al aeropuerto?

 

-No, al parecer no ha llegado.

 

-Bueno, avísame cuando llegue y salgo.

 

-Ok.

 

Apagué mi teléfono y lo dejé sobre la mesa. Llevé una de mis manos a mi boca para morderme las uñas mientras dirigía la mirada al televisor. Esperaba su mensaje.

 

-Bueno, eso fue todo el reporte sobre las nominaciones a los premios de la música. -Hizo una pausa la reportera- Ahora tendremos que movernos del estudio. ¿Brenda? Estamos contigo.

 

-Hola, Mercedes, nuevamente aquí en el lugar de los hechos...

 

Desvíe la mirada y volví a concentrar mi atención buscando alguna excusa más a todo esto. Dejé de morderme las uñas y apoyé mi brazo sobre la mesa agarrando nuevamente mi celular y fijándome si no había ninguna notificación.

 

-...La joven tenía 17 años y está entre el número de menores de edad sin vida hallados hasta el momento, además de ser el último cuerpo que fue reconocido.

 

Llevo mi mirada a la tele.

 

-Su nombre es Keyla Silva...

 

Su cara, una imagen de toda... de toda ella. Era ella. Mi Keyla.

 

-...Ya habíamos dado la noticia de esta tragedia hace tiempo pero hoy se terminó la búsqueda de los cuerpos y el reconocimiento de los mismos, dejándonos como veredicto unos 37 muertos, de los cuales 14 son menores de edad...

 

Yo...

Yo...

 

Tomé una hoja que había sobre la mesa. Me levanté de la silla bruscamente, busqué en un cajón un lapicero. Dejé todo abierto y desordenado, y corrí al baño. Entre desesperada y me mojé la cara. Me quedé viéndome en el espejo. Había perdido completamente el control de mí misma, ya no sabía que era real y que no, porque esto parecía no serlo.

Me senté en el piso del baño. Tomé el lapicero y saqué el papel arrugado.

 

“Nota 18:

 

Yo sé que alguna vez en tu vida habrás sentido un vacío, ese vacío que a todos nos apareció para arruinarnos la estabilidad emocional. Ahora mismo yo estoy dentro de él.

Pocas palabras me han arruinado tanto, y eso que a lo largo de todos estos años he escuchado mucho. ¿Sabes que sucede? Tenía algo que mucha gente en la actualidad ha perdido, ilusión. La misma es muy peligrosa porque te genera expectativas que muy pocas veces en una realidad como la nuestra se logran cumplir.

Los finales felices son para cuentos de fantasía pero eso es lo que genera el amor, esperanza de que todo continúe siendo maravilloso como un cuento para niños pequeños. El amor lastima, destruye, vulnera en esta vida.

No obstante, no me arrepiento de nada. La ilusión que portaba estos días por tu culpa me mantenía feliz, viva. Todo lo que duró fue bueno. Si pudiera vivir esto de nuevo, seguramente lo haría y lo disfrutaría como si fuera la primera vez, porque sea cual sea el final, donde yo fui la única lastimada, este amor alimentó por semanas mi ser.

 

¿Despedirme? Ya no puedo, es muy tarde. Igual, despedirse es para gente que jamás se va a volver a ver, y yo simplemente no puedo decirte “adiós” porque prefiero continuar con la ilusión de poder verte de nuevo.

 

Consuela mi roto corazón. Dile que al menos alguna vez lo amaste, como sea, pero dilo, así te volveré a esperar aquí. Hasta volver a vernos. “

 

Comencé a llorar.

Cerré los ojos con fuerza y llevé mis manos a ellos.

 

-Estefanía...-mi llanto cesó de inmediato.

 

Retiré mis manos de los ojos y los abrí nuevamente, dándome la vuelta para ver quien me llamaba.

 

-...No... Tú... tú estás… -se me iba rompiendo la voz.

 

-Estoy aquí, y estoy contigo.

 

Estaba llorando. Sin embargo sonrío confundida al ver su silueta ahí apoyada en el marco de la puerta.

 

-Ven. -extendió su mano.

 

Me costó reaccionar pero me acerqué y le extendí mi mano también. Su mano acarició la mía, y finalmente sus dedos llegaron a tocar mi muñeca. Sus filosas uñas eran lo electrizante de la situación que me generaba ese escalofrío, ese debilitamiento en mi cuerpo.

 

-Ven...-me guio llevándome de la mano a la bañera. -Tú y yo... estamos juntas.

 

-Tú y yo estamos juntas...- repetí y me acosté en la bañera con ella.

 

Cerré los ojos. Sentía, sentía mucho. Podría jurar que ella me besó, una vez más. Como siempre.

 

17.

 

La mujer corrió hacia la cocina.

 

-¿Escuchaste eso? -la dijo al hombre y este negó. – Vino del baño.

 

Los dos pasaron por el desorden que había en el piso con todo el contenido de un cajón vacío. Ambos se miraron extrañados y caminaron al baño, estaban asustados. La puerta estaba entreabierta. Ellos la empujaron y pudieron ver el espejo roto y el cadáver de su hija con la muñeca cortada en la bañera, y ésta llevaba una mínima sonrisa…

 

En el piso estaba la carta.